Historia de Jalpa de Cánovas

El bajío es una tierra productiva llena de historia y de memoria. Ha sido el lugar de indígenas chichimecas y de encomenderos españoles; lugar de criollos,  mestizos, insurgentes, cristeros,  liberales y conservadores, tierra también de demócratas.

Jalpa de Cánovas  es una localidad situada en el municipio de Purísima del Rincón, cuyos habitantes se dedican principalmente a las actividades agrícolas. Está conformada  por una antigua hacienda lujosa que aún conserva el estilo de épocas anteriores, y un pueblo, que en sus tiempos de riqueza contaba con sistemas de ingeniería en presas, canales y una gran diversidad de recursos.

En este Pueblo Mágico sobresale el Casco de la Hacienda con sus nogaleras; las construcciones majestuosas como la Iglesia del Señor de la Misericordia y la Presa de Santa Eduviges. 

Sacada como de un cuento de princesas, la historia de Jalpa de Cánovas  y de todas las familias que la habitaron te hacen experimentar esas ganas de volver en el tiempo  y vivir aquellas épocas.

Historia:

A la llegada de los españoles, durante el siglo XVI, la región de Jalpa de Cánovas, era parte del dominio de los pueblos chichimecas, que se extendía por la mayor parte del territorio de Guanajuato, y que impidieron la expansión de la frontera norte de los territorios que comenzaban a ser conquistados por los españoles durante varias décadas hasta que fueron pacificados hacia el final de ese mismo siglo.

Tiempo después, la Audiencia de Nueva Galicia le otorga a Juan Villaseñor (encomendero español) las tierras en las que fundó una hacienda productiva.

La hacienda Jalpa fue de patrón en patrón hasta llegar a ser parte de los bienes de Gerónimo de Monterde y Antillón en el año de 1708. Después de este hecho, la familia Monterde siguió siendo dueña de la hacienda durante generaciones, llegando a relacionarse con  apellidos como los Cánovas y Braniff.

La Hacienda Jalpa de Cánovas llegó a tener una importancia en la Historia de México en varias ocasiones, ya que desde sus inicios fue un lugar con una rica producción rica gracias a la visión y administración de los patrones.

En el año de 1900 Guadalupe Cánovas (dueña de la hacienda) contrae nupcias con Oscar Braniff, a la ceremonia asistió Don Porfirio Díaz quien fue padrino de velación del matrimonio, y como regalo de bodas, Díaz, le obsequió a la Hacienda 30 años de luz gratis. Siendo Jalpa, la primera hacienda de provincia donde hubo electricidad.

El matrimonio Cánovas Braniff hizo lo suyo en cuanto a la administración de la hacienda, y fue durante éste tiempo que se construyó el templo del Señor de la Misericordia.

Se tiene registrado que la última heredera de la hacienda es o fue; Aurora Braniff Rincón Gallardo (2008) quien sería la nieta del matrimonio Cánovas Braniff.

 

Obtiene el título de Pueblo Mágico 

En el  2012, la Secretaría de Turismo entregó el nombramiento como Pueblo Mágico a Jalpa de Cánovas, en la Ciudad de Purísima del Rincón. El evento se realizó en el templo de la Misericordia, obra del arquitecto inglés Luis Long. En un ambiente festivo, el acto estuvo presidido por el gobernador Miguel Márquez Márquez y el Secretario de Desarrollo Turístico, Fernando Olivera Rocha. Los habitantes del lugar realizaron una representación de la Judea, que es tradicional en Purísima del Rincón.

Con la creación del “Pueblo Mágico”, Jalpa de Cánovas, dio un paso muy importante, pues se requería de un complemento para que hubiera más atracción turística en los Pueblos del Rincón.

 

Fundación 

La fundación de Jalpa de Cánovas data de 1542, cuando la Audiencia de Nueva Galicia, en la jurisdicción de la Villa de Lagos, le otorgara a Don Juan Villaseñor una merced consistente de 4 sitios para ganado mayor y 8 caballerías de tierra, misma que comprendió partes de los Reinos de la Nueva España y de la Nueva Galicia.

Para tener una idea de las dimensiones de esta merced otorgada al que fuera tronco de un linaje con descendientes como Hidalgo e Iturbide, un sitio de ganado mayor es igual a 41 caballerías, lo que es igual a 1755.67 hectáreas, por lo que la donación constaba de aproximadamente 7 mil 365 hectáreas.

El Padre Basalenque nos dice en su Historia de la Provincia de San Nicolás Tolentino de Michoacán: “Juan de Villaseñor, el Viejo, que tuvo muchos hijos e hijas, de donde salió todo lo bueno que tiene la Provincia de linajes, los Villaseñor, Cervantes, Orozcos, Avalos, Bocanegras y Contreras, a quién repartió sus tierras que son todas las buenas que había en la Provincia mirando de Guango al río Grande”.

“Además cuando dos grupos de chichimecas que habitaban ahí huyeron, abandonando el territorio, Villaseñor echó mano de él.

María Orozco, hija de Villaseñor, en 1612 ó 1613 vendió lo dado de su padre en $500 a Diego Ortiz Saavedra, alcalde mayor de Lagos. En ese momento ya había casa, corrales, ganado y siembra de maíz. Ortiz Saavedra sumó tres sitios de ganado mayor y cuatro caballerías que había adquirido con anterioridad”, menciona Isauro Rionda en su libro Haciendas de Guanajuato.

Pasó luego a Catalina Muñoz; María Ortiz, esposa e hija del difunto alcalde mayor de lagos; tiempo después, la propiedad fue vendida al señor Andrés Sánchez de Aparicio quien heredó a su hijo Alfonso Sánchez.

La propiedad vuelve a ser vendida a Nicolás Busto y Xeréz en 1679. Para 1696 Antonio Sánchez Salgado era el propietario; le sigue Juan Díez Bracamonte, dueño de las minas de Rayas y Burras.

En 1708 Bracamontes vende la propiedad por la cantidad de 60 mil pesos a Gerónimo de Monterde y Antillón y durante varias generaciones son los Monterde los dueños (Luis, José Luis, Ignacio, Rafael, Manuel).

La construcción de la presa vieja en ese mismo siglo (XVIII) le valió a don Rafael Monterde y Antillón para obtener el título como el primer Conde de la Presa de Jalpa.

Era ya el año de 1787 y la hija del último de los Monterde aparece como propietaria, María Manuela Monterde (tercera condesa de Jalpa  y Antillón), casada con Pedro Ceballos y Cosío. “Posiblemente para 1823, Jalpa, que ya contaba con mucha agua y reservas de ella por las presas existentes, también se había dedicado, a parte de la ganadería, al cultivo del arroz, trigo y maíz.

La revolución de Independencia de México y los hechos de los años posteriores a ésta diezmaron la riqueza de los dueños y tuvieron que adquirir deudas, las que para ser cubiertas obligaron a vender a partir de 1827 parte de Jalpa, hasta llegar en 1851 al número 379 y media caballerías de tierra vendidas, sobre todo las que estaban en Jalisco, donde ahora es el municipio de Arandas”.

Ignacia Cevallos y Monterde y don Pedro Cevallos y Monterde hijos de quien fuera la tercera condesa de la presa de Jalpa; heredan la hacienda de sus padres. De esta manera la hacienda queda repartida en 2.

Ignacia Cevallos y Monterde se desposó con Manuel Cánovas en el año de 1850, a quien le cede su parte de la hacienda.

Con la buena administración de Manuel Cánovas la hacienda comienza a prosperar y él se encarga de recuperar la parte dada a don Pedro Cevallos (hermano de Ignacia) comprando nuevamente las tierras.

Después de la muerte de Doña Ignacia; Manuel Cánovas se va de viaje por Europa, y al volver, se percata de que muchos de sus trabajadores se  adueñaban de sus tierras, por lo cual toma la decisión de renovar el nombre de “Jalpa” a “Jalpa de Cánovas”. De ésta manera la hacienda adopta su segundo y actual nombre.

 

La Familia Braniff: Últimos propietarios de la hacienda 

Jalpa de Cánovas se convirtió en una de las haciendas más productivas del Rincón. Era propiedad de don Manuel Cánovas, y a su muerte, la heredó a María Guadalupe Cánovas Portillo hija de su segundo matrimonio con doña Octaviana Portillo.

Cuando Guadalupe Cánovas heredo la hacienda apenas era un pequeña de 6 años, convirtiéndose en la niña más rica de aquel entonces en el país. Tiempo después, se casó con Óscar Braniff;  hijo del importante empresario extranjero, Thomas Braniff.

Oscar Braniff, fue uno de los grandes empresarios del México porfirista, “quién se volvió copropietario de la hacienda de Jalpa en 1900, al casarse con Guadalupe Cánovas. Interesado en modernizar la producción, en ese mismo año, Braniff inició la construcción de una enorme presa que le costó 10 años terminar, y cuya cortina mide 28 metros de alto y tiene capacidad para 50 millones de metros cúbicos de agua.” Mónica Blanco en Breve historia de Guanajuato.

Al matrimonio Braniff Cánovas también se le atribuye la construcción del templo del señor de la misericordia  quien empezará a venerarse con la llegada de los Monterde en 1720.

Este templo comenzó a edificarse en 1885 por órdenes de doña Octaviana, poco después el proyecto fue abandonado quedando a medias la construcción.  En 1904,  después de que Oscar Braniff tuviera un accidente en el cual casi le cuesta la vista,  se reanuda la construcción del templo; ésto como agradecimiento al salir ileso.

El matrimonio tuvo dos hijos doña Guadalupe, conocida como “La Fifis”, quien se casara con Antonio Alagara; y Óscar Braniff Cánovas quien se casara con doña Aurora Rincón Gallardo y Landa.

Del matrimonio de Oscar Braniff y Aurora Rincón Gallardo nacen tres hijos, la primera; Aurora Braniff Rincón Gallardo es la actual dueña (2008).

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