Primer Obispo de Michoacán

Como consecuencia de las arbitrariedades y abusos cometidos por Nuño Beltrán de Guzmán en la región tarasca, entre ellos el asesinato del Rey Caltzontzin, Vasco de Quiroga, fue designado por la Audiencia, en 1533, para realizar una visita de gobierno en dicha región, logrando pacificar el reino como juez de la Comisión de Valladolid. Su primera medida fue abrir juicio de residencia contra Nuño Beltrán de Guzmán, Juan Ortiz de Matienzo y Diego Delgadillo, antiguos oidores. Los culpables fueron devueltos a España.

Carlos V había prohibido a sus súbditos que esclavizasen a los indios, pero en 1534 derogó tal disposición. Al saberlo, Quiroga envió al monarca su célebre información en derecho (1535), en la que condena enérgicamente a los encomenderos, hombres perversos quienes no conviene que los nativos “sean tenidos por hombres sino por bestias” y defiende apasionadamente a los indios que no merecen perder la libertad.

Como resultado de este empeño y de su feliz intervención para tranquilizar a los indios. Quiroga recibió una cédula de la Reyna (el 16 de febrero de 1536) en la que lo asignó para seguir dando instrucción a los naturales de la provincia de Michoacán y formar una nueva diócesis en esa tierra.

Fray Juan de Zumárraga lo nombró obispo de Michoacán, cargo que asumió el 22 de agosto de 1538, a la edad de 68 años. Con esta encomienda inició la erección de la Catedral de Morelia, que inicialmente el obispado michoacano tenía su sede en Tzintzuntzan, pero Don Vasco lo trasladó a Pátzcuaro, en 1540, donde fijó el lugar para la iglesia y también el Colegio de San Nicolás, sitio donde se formarían sus futuros colaboradores.

Ya establecido, el obispo Quiroga trazó un segundo plano hospitalario más fácil de organizar en algunos de los elementos fundamentales de Santa Fe; ya no era la creación de un hospital-pueblo, sino, algo más sencillo vinculado a las parroquias.

Así fundó el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y Santa Marta de Pátzcuaro, que según su biógrafo Juan Joseph Moreno, lo construyó para que los indios obtuviesen asistencia y amparo bajo la imagen de la Inmaculada Concepción que presida dicho hospital.

Los hospitales de Santa Fe de México y Michoacán, fueron su obra modelo, nos lo dice en su testamento “fundé y doté a mi costa de mis propios salarios con el favor de Dios y su majestad el emperador y rey Don Carlos nuestro señor, dos hospitales de indios que intitulé de Santa Fe,…uno en la provincia de México e otro en la provincia de Michoacán”.

Los primeros hospitales-pueblo fueron construcciones muy sencillas, el mismo oidor Sebastián Ramírez de Fuenleal los describió diciendo “hay cuatro casas cubiertas de paja”, pero con el tiempo la construcción progresó, en realidad no se trataba de un edificio o familia, sino de un conjunto de edificios en donde además de las residencias existían colegio, casa de cuna, templo y enfermería, todo lo cual constituía una verdadera unidad de construcciones de multifamiliares cuyo rasgo fundamental era la vida comunal que en ellos se llevaba a cabo.

La diócesis de Michoacán comprendía por esos años lo que en la actualidad son los estados de Michoacán y Colima, casi todo San Luis Potosí, y Guanajuato, salvo los distritos de Casas Viejas (Iturbide) y Xichú (Victoria), los cuales pertenecían al obispado de México. También abarcaba dos cantones de Jalisco (Zapotlán y La Barca) y tres distritos de Guerrero (Galeana, La Unión y Mina). Por si este territorio no bastara, al ver el abandono espiritual de la provincia de Nueva Galicia en sus primeros años, Quiroga procuró por ella como si le perteneciera.

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