La sentencia de degradación

Puntuales estuvieron los citadores y citados, y después de mucho deliberar, levantaron un acta que a la vez fue sentencia de degradación de Hidalgo. Decía así:
“En la Villa de Chihuahua a los 27 días de Julio de 1811. Estando juntos y congregados a las ocho y media de la mañana en la casa morada de D. Francisco Fernández Valentín, Canónigo doctoral de la santa iglesia de Durango, el referido señor de los asociados Dr. D. Mateo Sánchez Alvares, el R. P. Fr. José Tamayo y D. Juan Francisco García, después de haberse leído por mí al presente notario, la superior comisión del Illmo. Sr. Dr. D. Francisco Gabriel de Olivares, de 18 del corriente, y habiendo aceptado todos, ofreciendo desempeñarla cada uno en la parte que le toca, bien y cumplidamente, según su leal saber y entender, a lo que se obligaron en debida forma y conforme a derecho, se pasó a leer, acto continuo, el proceso criminal formado por la jurisdicción real y eclesiástica unidas, al Br. D. Miguel Hidalgo y Costilla, cura de la Congregación de los Dolores, en el Obispado de Michoacán, y concluida su lectura por mí el notario, se conferenció largamente sobre su contenido, haciendo cada una de las reflexiones que estimó oportunas; y considerando todo la causa que estaba suficientemente examinada, el juez comisionado, de unánime acuerdo y consentimiento de sus asociados, pronunció la sentencia siguiente:
En nombre de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo D. Francisco Fernández Valentín, Canónigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral de Durango, y comisionado por mi prelado el Illmo. Sr. Dr. D. Francisco Gabriel de Olivares del Consejo de S.M.C.V Habiendo conocido juntamente con el Sr. Comandante general de las provincias internas de N.E, brigadier de los reales ejércitos, d. Nemesio Salcedo, la causa criminal formada de oficio al Br. D. Miguel Hidalgo y Costilla, cura de la Congregación de los Dolores, en el Obispado de Michoacán, cabeza principal de la insurrección que comenzó en el sobredicho pueblo el día 16 de septiembre del año próximo pasado, causando un trastorno general en todo este reino, a que siguieron innumerables muertes, robos, rapiñas, sacrilegios, persecuciones, la cesación y entorpecimiento de la agricultura, comercio, minería, industria y todas las artes y oficios, con otros infinitos males contra Dios, contra el Rey, contra la patria y contra los particulares; y hallando al mencionado D. Miguel Hidalgo evidentemente convicto y confeso de haber sido el autor de la tal insurrección, y consiguientemente causa de todos los daños y prejuicios sin número que ha traído consigo, y por desgracia siguen y continuarán en sus efectos dilatados años…
Por tanto, y teniendo presente que la presente orden expresada haber visto S.S.I. esta causa, y en atención a lo que me ordena con autoridad de Dios Omnipotente, Padre Hijo y Espíritu Santo, y en virtud de la facultad que por absoluta imposibilidad de ejecutar estas degradación por sí mismo, me ha conferido el Illmo. D. Diocesano, privo para siempre, por esta sentencia definitiva, al mencionado D. Miguel Hidalgo y Costilla, de todos los beneficios y oficios eclesiásticos que obtiene, deponiéndolo, como lo depongo, por la presente, de todos ellos…y declaro asimismo, que en virtud de esta sentencia debe procederse a la degradación actual y real, con entero arreglo a lo que disponen en los sagrados cánones, y conforme a la práctica y solemnidades que para iguales cosos prescribe el Pontifical Romano.
La firmó el juez “comisionado”, doctor Fernández Valentín, con sus “asociados” el notario, los curas ordinario y castrense, y el padre guardián el convento del Carmen.”