Emma Godoy Lobato

Aportación especial del Maestro Raúl Ignacio Gutiérrez Zavala

“Heme aquí padre celestial para agradecerte por haberme dado larga vida; lo que significa que guardas un amor especial para mí, pues me has ofrecido la oportunidad de ir acumulando más y más méritos para no llegar ante tu trono con las manos vacías sino rebosantes de denarios celestiales.….”[1]

Emma Godoy Lobato. Escritora y locutora (25 de marzo de  1918, Guanajuato, Gto.-30 de julio de 1989, Ciudad de México). Hija del  licenciado Enrique Godoy y Abigail Lobato.

Estudió en la Escuela Normal Superior de la Ciudad de México y en el Instituto de Cultura Femenina. Obtuvo el título de maestra en Lengua y Literaturas Españolas, con la tesis “Iniciación a los estudios literarios y la psicología de los adolescentes”, su inclinación a la poesía la llevó a conocer, junto con Margarita Michelena, a otra gran maestra de las letras: Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura 1945. Posteriormente, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México donde obtuvo el doctorado en Filosofía, además de estudiar las licenciaturas de Psicología y Pedagogía, ahí mismo fue profesora de Literatura. Viajó a París para realizar cursos adicionales de Filosofía en La Sorbona y de Historia en la École du Louvre.

Emma Godoy, al analizar las etapas de la vida, reflexiona y señala que el ser humano debe prepararse para la vejez prácticamente desde sus primeros años de vida, pero con mayor intensidad a partir de los 40, y así evitar ser una carga conservándose  activo: “En la medida en que hay espíritu, la ancianidad deja de ser una amenaza para convertirse en una ardiente promesa. No estaría mal hacer una prueba para medir la espiritualidad de las personas, fundándose en esta cuestión: ¿Qué piensa usted de la ancianidad?”

Un país culto estimula a sus ancianos.

En base a lo anterior podemos ver que era una convencida de que los adultos mayores requerían ayudas y con gran entusiasmo en 1973 fundó y presidió la Asociación Civil, “Dignificación de la Vejez” (DIVE), contribuyó y con el apoyo del gobierno mexicano adoptó una política de orden social y creó en 1979 el Instituto Nacional de la Senectud (INSEN), y posteriormente cambió su nombre a Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM). ​Estas instituciones apoyadas en los principios de Emma Godoy, sin duda, han beneficiado a millones de mexicanos.

Forjó una campaña de concientización para convencer principalmente a los senectos vigentes para que se dieran cuenta de que su experiencia es básica para aplicarla en cada una de las actividades de la vida y que las personas mayores se revaloren demostrando con hechos su capacidad y no se les califique por su producción económica sino por el valor humano y a su vez sean un ejemplo para los jóvenes y niños aplicando una educación que sea la base para tener una edad mayor dorada. Ella impulsaba sus ideas y las promovía a través de la radio en la XEW, inculcando una conciencia al respecto a la sociedad.

En la literatura también tuvo participación, entre sus obras sobresalen: las biografías de “Mahadma Gandhi, la victoria de la no violencia” 1969 y “Gabriela Mistral”, la novela “Erase un hombre Pentafácico” en 1961 por la que obtuvo el premio William Faulkner de la Universidad de Virginia, otras de sus obras “Caín y el hombre” y “Doctrinas Hindúes”.

Emma Godoy Lobato falleció el 30 de julio de 1989. A iniciativa del INAPAM, el 17 de marzo del 2005 el Consejo Consultivo de la Rotonda de las Personas Ilustres analizó su ingreso a este recinto y el 28 de junio de 2005 se publicó el decreto de aceptación en el Diario Oficial de la Federación.

La última semana de noviembre de 2006 sus restos fueron trasladados de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México a la Rotonda de las Personas Ilustres.

En este recinto se encontraban otras tres mujeres ejemplares: la soprano Ángela Peralta, la actriz Virginia Fábregas y la escritora Rosario Castellanos. Emma ingresó a este lugar en compañía de otras dos mujeres destacadas: María Lavalle Urbina, primera senadora de la República, y Dolores Asúnsolo López Negrete, mejor conocida como Dolores del Río. Emma, siempre nos mostró su grandeza; como mujer, como ser humano, como mexicana y como guanajuatense.

[1]   Inscripción anotada en su tumba en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores. 

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