Graciela Olmos, La Bandida

Marina Aedo, mejor conocida como Graciela Olmos, nació en 1895 en la región de Chihuahua dentro una familia humilde. Fue una soldadera y compositora de la época de la revolución mexicana. Realizó corridos inspirados en personajes revolucionarios como Francisco Villa y Eulogio Ortiz.

Durante su infancia trabajó en una hacienda chihuahuense misma que fue atacada en los inicios de la Revolución Mexicana, ocasionando que quedara huérfana junto con su hermano.

Vivió un tiempo en Irapuato

De acuerdo a la Editora Regio, la vida los lleva a Irapuato, donde ella entra a un convento y Benjamín al Seminario, donde pasados los años se ordenó sacerdote. Durante la revolución, llegan a Irapuato las fuerzas de Pancho Villa (en el año de 1915) y se vuelve a encontrar con Jesús Hernández “El Bandido” de quien se enamora y contrae matrimonio. Duraría casada poco tiempo, ya que, en la batalla de Celaya, fue asesinado. Ya para ese entonces y siendo soldadera de Pancho Villa le llamaban “La Bandida” en razón al apodo de su esposo.

Se cambia el nombre por el de Graciela Olmos y viaja a Chicago, se introduce con Al Capone en el contrabando de vinos por varios años, hasta que es buscada por las autoridades. Regresa a México por Ciudad Juárez vestida de hombre. En una maleta traía 46 mil dólares. Tras una breve estancia en Tampico, llega a la Ciudad de México e ingresa al Colegio de las Vizcaínas.

(…) Sale del Colegio y conoce a Ruth Delorche, amante de un político de alto rango y con ella pone una casa de prostitución llamada “Las Mexicanitas”. Asiduo cliente a ese lugar fue Agustín Lara, quien le compone a Ruth la canción “Señora tentación”.

Al final del del sexenio del General Cárdenas, Graciela abrió su propio negocio “La casa de La Bandida”, un palacete en la Colonia Condesa compuesto por amplios salones, según la categoría de los clientes, donde asistían desde intelectuales como José Alvarado, Alfonso Reyes, José Pagés Llergo, toreros como Lorenzo Garza, Luis Castro “el soldado” y el mismo Manolete. Diego Rivera y hasta Pablo Neruda pasaron por el lugar, amén de políticos como Maximino Ávila Camacho, Adolfo López Mateos, Fidel Velázquez (sin sombrero porque siempre lo olvidaba) y Fernando Amilpa sin dejar de mencionar a Ernesto P. Uruchurtu, quien según La Bandida le había regalado esa casa. También algunas veces se vio a Fidel Castro Ruz. A “sus niñas” las preparaba, dándoles clases de literatura, gimnasia y natación. Muchas de ellas salieron a formar un hogar casándose con personalidades encumbradas de la política y los negocios.

Autora del corrido Siete leguas

En aquellos intensos años de guerra fue conociendo y escuchando distintos corridos que se tocaban dentro del campamento revolucionario, acompañados con la guitarra, el acordeón y otros instrumentos musicales. Poco a poco fue adquiriendo la experiencia para iniciarse ella en la composición de estos cantos populares, siendo así una de las primeras mujeres en tener presencia dentro de este género musical que era dominado por los hombres.

La gran mayoría de sus corridos estaban inspirados o relacionados al movimiento y personajes de la revolución de la zona del norte, por ejemplo, en el corrido de Siete leguas, narra las acciones militares de Pancho Villa en la toma Torreón (1914) y en la batalla de Celaya (1915).

El Corrido de Durango, la letra de la canción recupera la leyenda de Pancho Villa durante sus años de bandido en aquel estado de la república. Posiblemente, dicho corrido fue muy popular dentro de los grupos de contrabando y bandoleros de la zona del norte, quienes percibieron en “El Centauro del Norte” una figura que siempre estuvo escapando de las autoridades y llevando una vida clandestina en la sierra de Chihuahua, más relacionado al contexto de vida de Graciela Olmos, puesto que varias fuentes apuntan a que estuvo relacionada con diversos grupos de contrabando, por lo cual, no resultaría extraño que la composición de este corrido no tuviera la intención de ensalzar las hazañas de Pancho Villa, sino hacer una apología a los bandidos del norte de aquella época.

Otros corridos que llegaron a ser registrados por esta compositora fueron relacionados a las fuerzas villistas como fue el caso de Diana, letra que recoge la vida dentro del campamento militar de dicho grupo revolucionario. Algunos otros cantos recuperan la vida de personajes revolucionarios del norte como el general chihuahuense Eulogio Ortiz y el general coahuilense Benjamín Argumedo, quien fue uno de los principales adversarios de Francisco Villa en las tierras de Durango y Coahuila.

A pesar de la vida punible que Graciela Olmos llevó, al grado de ser conocida como La Bandida, es importante rescatar su aporte cultural dentro de la historia de la música mexicana, al ser una de las primeras mujeres que llegó a registrar algunos corridos de la Revolución Mexicana que ella creó.

Graciela Olmos, falleció el 31 de mayo de 1962.

Fuentes: Memoria México, AGN, Editorial Regio.

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